Han sido seis años de vino y rosas para las personas con préstamos hipotecarios, para los nuevos y los antiguos. Todo parece indicar que esta situación del todo anómala tiene los meses contados. Se acabó la fiesta, al menos la de las hipotecas extraordinariamente baratas.
El mes de marzo ha sido lo más parecido a un golpe en la mesa. El euríbor a un año, el interés que se utiliza de forma mayoritaria para revisar las hipotecas a tipo variable en España, se ha situado en el -0,237% en el tercer mes del año, el nivel más alto desde junio de 2020. Aunque llevaba tres meses consecutivos de subidas, ha sido el alza más acusada: febrero cerró en el -0,335% y enero en el -0,477%. En los últimos 12 meses, el índice ha experimentado un ascenso de 0,25 puntos, con lo que ya está más cerca del cero que del mínimo histórico alcanzado en enero de 2021 (-0,505%).
Con todas las precauciones que requiere el incierto momento actual, la previsión es que el euríbor siga aumentando hasta pisar terreno positivo este mismo año. “Si sigue esta progresión ascendente, y la probabilidad de que lo haga es alta, los intereses variables no tardarán mucho en ser más altos que los actuales tipos fijos”, señala Miquel Riera, responsable de hipotecas del comparador financiero Helpmycash.
La banca no ha tardado en responder con un cambio de estrategia inmediata. Han encarecido las hipotecas fijas para hacerlas menos atractivas y tratan de convencer a toda costa a quien llame a su puerta de que lo mejor es una hipoteca a interés variable. “La subida de los tipos de interés tiene como consecuencia el ajuste de precios y de la oferta crediticia que podría haber emprendido ya una buena parte de las entidades, potenciando en mayor medida los préstamos a tipo variable, ya que reflejan mejor la situación de mercado en un escenario de tipos al alza”, dice Leyre López, analista de la Asociación Hipotecaria Española (AHE). Y prosigue: “De esta forma evitan el riesgo de tipo de interés (intereses de mercado por encima del interés remuneratorio) en el que se incurre al conceder un préstamo a tipo fijo”.
Tras años de travesía en el desierto penando con unas hipotecas variables que no eran competitivas y tratando de hacer algo de caja con las fijas, la banca cambia de rumbo. “En el mercado actual, una hipoteca a tipo fijo representa un riesgo mayor para la banca. Ahora, los bancos pretenden firmar el mayor número de hipotecas variables posible. En un entorno de incertidumbre como el actual esto ajusta la estructura de márgenes y facturación a la de coste”, dice Simone Colombelli, director de Hipotecas de iAhorro.
Es el último tren de las hipotecas fijas supereconómicas. Los bancos que han encarecido sus hipotecas fijas son Bankinter, Coinc, BBVA, Ibercaja, ING, Openbank, Sabadell, Santander, Kutxabank y MyInvestor. Las subidas no son por el momento muy drásticas, pero empiezan a ser significativas: entre 0,05% y 0,7% hasta llegar a un tipo de interés nominal (TIN) de entre 1,35% y 1,75%. “Con un euríbor al alza y el interés que tienen en incentivar la contratación de hipotecas variables, lo más probable es que sigan encareciendo sus tipos fijos para ganar más dinero y, a la vez, hacerlos menos atractivos”, sostiene Riera. Por ejemplo, ING aumentó el interés de su hipoteca fija a 25 años en febrero: del 1,40% al 1,75%. En el caso de BBVA (también para su hipoteca fija a 25 años) ha pasado del 1,30% al 1,65%.
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Las entidades que aún no han encarecido su oferta fija lo harán en las próximas semanas, considera Ricard Garriga, fundador de Trioteca. En febrero de este año el interés de las hipotecas fijas firmadas a través de esta plataforma era del 1,2%. “A finales de año se colocarán en niveles de 2019 y 2020, en torno a un 2%”, pronostica Garriga.
La jugada ha sido doble. Las mismas entidades que han subido los precios de sus préstamos fijos, y alguna más como Evo Banco o Pibank, han rebajado los diferenciales de sus hipotecas a interés variable. Ahora tienen un precio medio de euríbor más 0,80%. “Lo más probable es que más entidades se animen, aunque por ahora “es poco probable que bajen mucho más los diferenciales, pues les quedaría poco margen de beneficio”, apunta Riera.